
El General San Martín fue uno de los grandes conductores de la historia universal, su figura trasciende el ámbito militar para proyectarse como gran estratega y conductor político. Con su visión estratégica percibió claramente cuál era el camino que debían transitar los pueblos americanos para constituirse en naciones libres y soberanas. Su obsesión fue la libertad de su patria. Ese fue el objetivo que lo desveló hasta el momento de su muerte. He aquí la razón de su mandato: “seamos libres, que lo demás no importa”.
Fue el quien salvó la revolución y la condujo triunfante por tres naciones cuya libertad aseguró, huyendo del teatro político, sin escuchar los llamamientos de la ambición y gozoso de haber completado la obra más hermosa. General de verdaderas convicciones: “De lo que mis granaderos son capaces, yo solo sé, quien los iguale habrá, quien los supere jamás”, era respetuoso de su ejército y de sus propias creencias.
Supo sobreponerse a la adversidad, cuando se eclipsó su estrella, coronando su vida en el más caritativo silencio de los más puros maestros. Para llegar a esto, necesitó perdonar injurias y supo hacerlo por amor a su América, nuestra tierra, en la que fue iluminado.
Hoy, muchos años después y con un país diferente, rescatamos una de sus tantas ilustres palabras: “La ilustración y fomento de las letras es la llave maestra que hace felices a los pueblos”. El Libertador también nos enseñó que no es posible encarar un proyecto común de un país sin unidad nacional; condición necesaria para superar cualquier desafío, para alcanzar los sueños más anhelados, en síntesis, para el Éxito de toda gran empresa. Los pueblos siempre evocan su pasado de gloria; en tiempos sin apremios, para rendir homenaje de agradecimiento y reconocimiento a sus próceres por sus obras; en épocas de crisis, para buscar en ellos los ejemplos necesarios para enfrentar los grandes desafíos.
Hoy, volvemos nuestra mirada al general José de San Martín para nutrirnos de sus convicciones y de su conducta y explorar en su ejemplo soluciones para la difícil situación que vivimos. La gesta sanmartiniana nos recuerda que hubo argentinos que pudieron vencer todos los obstáculos y que, con coraje y con valor, con honradez e inteligencia, se puede servir a la patria dignamente. Para el logro de esa gran nación, hoy más que nunca, debemos reafirmar lo que exclamó el padre de la patria: “compatriotas, la patria existe y triunfará”